EL ARTE DE LA GUERRA COMERCIAL DE ESTADOS UNIDOS Y CHINA
La explosión de los acontecimientos de los últimos días me recordó a un filósofo, estratega y general Chino llamado Sun Tzu, los historiadores le atribuyen ser el autor de “El arte de la guerra”, una obra influyente en occidente y oriente.
En uno de los recovecos de este esplendido documento nos enseña que “Los guerreros victoriosos primero ganan y después van a la guerra, mientras que los guerreros vencidos primero van a la guerra y después buscan ganar”.
La escalada de acciones y reacciones en la guerra comercial de Estados Unidos con el mundo del libre comercio de estos meses, semanas, días y horas, podríamos identificarlas en varios actos.
Primer Acto “Si conoces al enemigo y a ti mismo, no debes temer el resultado de un ciento de batallas”.
La guerra comercial entre las dos principales economías del mundo inicio casi un año antes de la orden que firmo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump el 22 de marzo 2018, mediante la cual materializo la puesta en marcha de aranceles en importaciones de acero y aluminio provenientes de China, así como multas, y restricciones a inversiones del gigante asiático en sectores estratégicos de Estados Unidos.
Segundo Acto, “Todo hombre puede ver las tácticas que uso donde conquisto, pero lo que nadie puede ver es la estrategia que envuelve a la victoria”.
En respuesta a la decisión del presidente de Estados Unidos, el 2 de abril la nación asiática anunció la aplicación de aranceles de hasta del 25% a mercancías estadounidenses. De un total de 128 artículos provenientes de Estados Unidos, para 120 artículos, incluida la fruta, frutos secos y el vino, el arancel será del 15 por ciento, mientras que, en los ocho restantes, entre los que destaca la carne de cerdo y el aluminio reciclado, será del 25 por ciento.
Seguramente la selección de los productos por el Gobierno Chino no es circunstancial y buscaría erosionar el apoyo de los votantes que eligieron al actual gobierno, al impactar en los exportadores norteamericanas de los estados con una carga altamente Republicana, sería el inicio de varios tiros de precisión que generarán algún efecto en las elecciones intermedias de ese país.
Tercer acto “Nunca se debe atacar con cólera y con prisas. Es aconsejable tomarse tiempo en la planificación y coordinación del plan”.
A lo anterior, la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, United States Trade Representative, por su sigla en inglés) anunció una lista, de mil 300 productos procedentes de China, que representa unos 50 mil millones de dólares (mdd) de importaciones anuales que podrían golpear cadenas de suministro de varias manufactureras estadounidenses. La lista abarca desde productos químicos, dispositivos dentales, hasta televisores, vehículos motorizados y componentes electrónicos.
Cuarto acto: “Nunca ha habido una guerra prolongado de la que un país se haya beneficiado”.
Con la publicación de la lista mil 300 se da inicio a un periodo de comentarios y consultas públicas que se podrían prolongar hasta dos meses, tras el cual la USTR emitiría una “resolución final” sobre la lista. La autoridad programó una audiencia pública el 15 de mayo sobre los aranceles.
Quinto acto: “Nunca interrumpas a tu enemigo cuando está cometiendo un error”.
Estados Unidos ha decidido imponer esos aranceles porque, según denuncia, las políticas de Pekín obligan a las empresas estadounidenses a transferir tecnología y propiedad intelectual a empresas chinas. Este movimiento supone la medida más dura que el Gobierno del mandatario neoyorquino ha impuesto hasta ahora a China.
Sexto acto: “En el miedo del caos existe también la oportunidad”
Además, Estados Unidos inició a finales de marzo un proceso de consultas con China en la Organización Mundial de Comercio (OMC) para afrontar sus supuestas “prácticas desleales a la hora de otorgar licencias tecnológicas”.
Séptimo acto: “Quien desea luchar debe primero saber el costo”.
Es evidente que la solución de esta escalada de acciones y reacciones no se resolverá por la rendición de China.
Ya sin ninguna fragilidad Pekín responde a la medida de este mes del Gobierno de Trump, imponiendo tasas del 25 % a 106 productos adicionales estadounidenses, para esta segunda jugada reservó varios de los productos que afectarían directamente a los productores y empresas que llevaron a la Casa Blanca a Donald Trump.
El importe estimado de la medida tomada por China rondará los 50 mil mdd, impactando a la soja, el whisky, la carne de vacuno, el maíz, el trigo, el zumo de naranja y el tabaco, entre otros.
Históricamente las guerras comerciales se saben cuándo comienzan y una vez que inician la escalada es impredecible.
Octavo Acto: “Si conoces a tu enemigo mejor de lo que te conoces a ti mismo, el resultado de la batalla ya está decidido”.
Considero importante retomar el planteamiento reciente de mi gran amigo, excelente economista y columnista Benito Solís, que en una reunión de cuarto de junto del equipo de asesores en Tratados Comerciales de Concanaco Servytur nos compartía que la Gran Depresión de Estados Unidos de 1929, tuvo una serie de acontecimientos que agudizaron la crisis mundial, dignos de recordar.
Herbert Hoover en uno de sus primeros actos como presidente y con la intención de cumplir con sus promesas de campaña, convocó al Congreso de ese país el 15 de abril de 1930 para imponer y aumentar las tarifas agrícolas a los productos extranjeros, el 16 de junio del mismo año firmó y publicó la Ley. Estaba convencido de que esta medida protectora beneficiaria a los agricultores norteamericanos.
Se establece que el efecto de estas barreras arancelarias se potencializó en el mundo, ya que otros países contraatacaron el proteccionismo norteamericano imponiendo las suyas. Lo que ocasiono que cayeran los ingresos de los Estados exportadores de Estados Unidos, afectando a los granjeros, colapsando a los mineros y a la industria pesada (automotriz) en esa época.
Varios analistas afirman que la Ley Smoot-Hawley “fue el detonante de los pánicos bancarios y de la contracción monetaria”. Parecido con la situación actual, en esa época los economistas de Estados Unidos unánimemente firmaron una petición para su presidente Hoover solicitándole vetara la tarifa.
Finalmente, esto poco le importó a Herbert Hoover, quien terminó impulsando la Ley Smoot-Hawley, teniendo un efecto que los especialistas siguen discutiendo, por supuesto que no pudo lograr reelegirse, el Republicano fue derrotado por un amplio margen por el Demócrata Franklin D. Roosevelt.
Comenta y sígueme en Twitter:
Search
Nuestros servicios