RI16 – Revolución Industrial en México/ Industrial Revolution in Mexico
Aprovechar los avances que presentan las tecnologías de la cuarta revolución industrial ofrece una oportunidad para que nuestro país, una de las economías más importantes del mundo, entre a la siguiente fase de su desarrollo y muestre liderazgo en un mundo en evolución.
El país puede ser pionero en innovaciones técnicas no solo por contar con el ecosistema Fintech más grande de América Latina, sino también gracias a su crecimiento demográfico, desarrollo en infraestructura, crecimiento de la clase media, contribución de las mujeres a la economía, y una creciente cultura del emprendedor.
Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey están construyendo múltiples start-up hubs que están incubando contribuciones a tecnologías emergentes como automóviles eléctricos, hogares ecológicos inteligentes y dispositivos médicos inteligentes. Desde 2010, el número de nuevas empresas tecnológicas mexicanas se ha triplicado.
Para avanzar hacia este futuro, se requiere una gran cantidad de datos, pilar de la cuarta revolución industrial. Desde su uso para aplicaciones de Inteligencia Artificial y secuenciación de genes, hasta robótica y mejora de rendimientos agrícolas, los datos aumentan de valor cuanto más se comparten. Pero esta oportunidad aún requiere esfuerzos para acelerar nuevas industrias y combatir retos como la protección de la privacidad, el acceso y manejo de datos de forma inclusiva y segura. Si México actúa rápidamente, podría estar a la vanguardia de esta industria de intercambio de datos.
Los cambios disruptivos de la cuarta revolución industrial están remodelando los sistemas públicos y privados y corren el riesgo de dejar atrás a muchos jugadores si no logran mantener el paso. Se requiere de la colaboración entre empresas y gobierno, para identificar conjuntamente las mejores estrategias que aceleren la adopción de tecnologías como la movilidad autónoma y el intercambio de datos de una manera segura, ecológica e inclusiva.
México ya ha comenzado este proceso aumentando la inversión en investigación y desarrollo tecnológico, reformas y políticas dinámicas que promueven una cultura de innovación, resultando en una mayor inversión en este sector. Sin embargo, el camino hacia la innovación sostenible y responsable es largo.
Se deben afrontar grandes desafíos como las restricciones ecológicas, el advenimiento de un orden internacional cada vez más multipolar y una creciente desigualdad. Estos sucesos integrados están marcando el comienzo de una nueva era de globalización, que mejorará la condición humana en la medida en que la gobernanza corporativa, local, nacional e internacional se puede adaptar a estos sucesos, a tiempo.
De manera paralela, la cooperación público – privada global ha cambiado. Consiste en aprovechar el sector privado y los mercados abiertos para impulsar el crecimiento económico para el bien público, teniendo siempre en cuenta la sostenibilidad ambiental y la inclusión social.
La creciente brecha entre quienes forman parte del precariado y los privilegiados se está reforzando con los modelos de negocios de la cuarta revolución industrial, que a menudo hacen que las ganancias sean para quienes son dueños del capital o de la propiedad intelectual.
Cerrar esa brecha requiere que reconozcamos que estamos viviendo en un nuevo tipo de economía impulsada por la innovación, y que se necesitan nuevas normas, estándares, políticas y convenios globales para salvaguardar la confianza del público.
Gestionar este cambio requerirá de nuevos marcos de cooperación nacional y multinacional, así como también de un nuevo modelo de educación, complementado con programas específicos para enseñar nuevas habilidades a los trabajadores. Recurriendo a avances en robótica e inteligencia artificial en el contexto del envejecimiento de las sociedades, tendremos que pasar de una narrativa de producción y consumo a una de compartir y cuidar a las personas.
Los cambios que están en curso hoy en día no son cambios aislados que afectan a un país, una industria o un problema en particular. Son cambios universales; y, por lo tanto, requieren de una respuesta global. La no adopción de un nuevo abordaje cooperativo sería una tragedia para la humanidad.
Específicamente, esta tarea requerirá dos cosas de la comunidad internacional: un compromiso más amplio y una mayor imaginación. El compromiso de todas las partes interesadas en un diálogo sostenido será crucial, al igual que la imaginación para pensar de manera sistémica, y más allá de las propias consideraciones institucionales y nacionales cortoplacistas.
En la actualidad, las tecnologías emergentes marcan la pauta de la dinámica empresarial; por ello, los líderes tienen la responsabilidad de mantenerse al día con respecto a los cambios, para transformar a las organizaciones ante el mundo digital, sin restarle atención al impacto que dicha transformación deja en las comunidades donde se opera y en su capital humano.
La tecnología no debe ser la meta en sí misma, sino el medio idóneo para satisfacer las necesidades de la sociedad.
“En TLC Asociados desarrollamos un equipo multidisciplinario de expertos en auditorías y análisis de riesgos para asesorar, implementar estrategias y dar cumplimiento en operaciones de comercio exterior”.
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Benefiting from the advances presented by the technologies of the fourth industrial revolution offers an opportunity for our country, one of the most important economies in the world, to enter the next phase of its development and show leadership in a changing world.
Our country can be a pioneer in technical innovation not only because it has the largest Fintech ecosystem in Latin America, but also because of its population growth, infrastructure development, growth of the middle class, contribution of women to the economy, and a growing culture of entrepreneurship.
Mexico City, Guadalajara and Monterrey are building multiple start-up hubs that are incubating contributions to emerging technologies such as electric cars, smart green homes and smart medical devices. Since 2010, the number of new Mexican technology companies has tripled.
In order to move towards this future, a great deal of data is required, which is the cornerstone of the fourth industrial revolution. From its use for Artificial Intelligence and gene sequencing applications, to robotics and crop yield improvement, data increases in value the more it is shared. But this opportunity still requires efforts to accelerate new industries and combat challenges such as protecting privacy, accessing and managing data in an inclusive and secure way. If Mexico acts quickly, it could be at the forefront of this data sharing industry.
The disruptive changes of the fourth industrial revolution are reshaping public and private systems and risk leaving many players behind if they fail to keep pace. Collaboration between business and government is required to jointly identify the best strategies to accelerate the adoption of technologies such as autonomous mobility and data exchange in a safe, green and inclusive manner.
Mexico has already begun this process increasing investment in research and technological development, reforms and dynamic policies that promote a culture of innovation, resulting in greater investment in this sector. However, the road to sustainable and responsible innovation is long.
Major challenges such as ecological constraints, the advent of an increasingly multipolar international order and growing inequality must be addressed. These integrated developments are ushering in a new era of globalization, which will improve the human condition to the extent that corporate, local, national and international governance can adapt to these developments, in time.
At the same time, global public-private cooperation has changed. It is about harnessing the private sector and open markets to drive economic growth for the public good, while taking into account environmental sustainability and social inclusion.
The growing gap between the precarious and the privileged is being reinforced by the business models of the fourth industrial revolution, which often make profits for those who own capital or intellectual property.
Closing that gap requires us to recognize that we are living in a new kind of innovation-driven economy, and that new global norms, standards, policies and conventions are needed to safeguard public trust.
Managing this change will require new frameworks for national and multinational cooperation, as well as a new model of education, complemented by specific programs to teach new skills to workers. Drawing on advances in robotics and artificial intelligence in the context of ageing societies, we will need to move from a narrative of production and consumption to one of sharing and caring.
The changes that are underway today are not isolated changes affecting a particular country, industry or problem. They are universal changes; and therefore, require a global response. Failure to adopt a new cooperative approach would be a tragedy for humanity.
Specifically, this task will require two things from the international community: a broader commitment and greater imagination. The commitment of all stakeholders to a sustained dialogue will be crucial, as will the imagination to think systemically, and beyond short-term institutional and national considerations.
Nowadays, emerging technologies set the tone for business dynamics; therefore, leaders have the responsibility to keep up with changes, to transform organizations in the face of the digital world, without detracting from the impact that such transformation leaves on the communities where they operate and on their human capital.
Technology should not be the goal itself, but the means to meet the needs of society
“In TLC Asociados, we develop a multidisciplinary team of experts in audits and risk analysis for consulting, implementing strategies and complying with foreign trade operations”.
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